domingo, 30 de noviembre de 2014

Mi cumbre borrascosa



Necesito vomitarte todos estos años,
Que me esperes en una esquina cualquiera
Sin que yo te lo haya pedido,
Que sea como una casualidad abierta
Y siempre tan requerida.
Necesito que sepas que este daño
Sólo se lo hago a mis neuronas,
Ni tú ni nadie sufrirán por estas pérdidas.
No es lo que llamarías tristeza,
El dolor mío surge
De este nuevo vacío engendrado
En mi pecho, en mis manos.
¿Podrías venir a sostener mi cabeza
Mientras vomito estas verdades?
¿Podrías hacerte cargo de los muertos
Que otra guerra, una batalla de antaño,
Han dejado esparcidos por todo el campo?
¿Harás la cama luego de que la desarme
Quizá con otros cuerpos, quizá con mis demonios?
¿Compartirías la mesa conmigo
Y todas mis tormentas?
Serás feliz si dices que no,
Si esquivas mi mirada displicente,
Y haces conmigo lo mismo
Que el viento hace con las hojas de otoño.
Sino acudes a mi llamada
La vida será igual que siempre,
Morirán las mismas personas,
Seguirán cerrados los mismos candados,
Y ay de mí, vida mía,
No debieras preocuparte,
Yo vivo en las tinieblas
Porque allí me sé curar las heridas,
Pero esto no es más que vacío,
No es tristeza, Dolor, es continente
Sin ningún contenido.
Era necesario, mi querido cielo nublado,
Era lo que debía hacer: enterrar los restos.
¿Vendrás cuando llegue el estío?
Ve que a él le temo más
Que a la lluvia invernal.
Cuando el cielo es acogedor
No quedan ganas de andar por el suelo.
Y ahora sueño sin sueño,
Y estudio la mímica del aire.
Y es tan puro el paraíso
Que me escapo, y corro.
Ay de mí, Esperanza mía,
No me busques cuando huya,
Búscame aquí y ahora,
Que te encontrarás con un infierno
Del que nunca querrás escapar.

Serás mi latitud,
Permítete ser el sitio seguro
Al cual llegar
Ahora que no hay más sitios,
Ahora que no hay más seguridad.
Dime la primavera
Y te concederé mil poemas.
Dime que hay tiempo,
Que del otro lado también hay fe.
Digo vete y quiero decir quédate.
Es sólo miedo, Penar de mi amargura,
Es mucha libertad: coártala de una vez.
Suéñame y el mundo será más hermoso.
Que el pasado no nos pierda,
Que no nos condene la historia,
Venir a encontrarnos ahora,
En esta desidia de finales sin tiempo.
Tu nombre me sabrá a caridad algún día,
Hoy que a penas te veo,
Que voy descubriendo tu mundo,
Quiero decirte que aquellos que ya no están
Nunca podrán irse si no cierras la puerta.
Vaciémonos de pasado,
Hagamos el amor aunque no haya amor.
Cubre de dulce de leche
Mis heridas ya curtidas.
No intentemos tapar el sol con una mano,
Verás que eso nunca sale bien.
Me hago cargo de esta vida,
De estas palabras que escribo,
Me hago cargo de mis dolores,
De mis desaciertos y de mis deshonras,
Me hago cargo de este día,
Con un hermoso sol en el cielo,
Te busco por las calles
Y no puedo hallarte,
No me hagas culpable de ver en ti
Eso que jamás tuve.

(Oh corazón, mátalo antes que duela,
No lo dejes pasar a las zonas oscuras.
Ya viste que tan feo es así.
Oh corazón, piedad por favor.
Mátalos, nadie puede estar aquí.
Shh, silencio…)



04/08/13.

domingo, 16 de noviembre de 2014

Conjuro



Si digo gato, perro, cielo,
Si digo tiempo, estación, libro,
Si digo te quiero, tu cuerpo,
Si digo sudor, miel, mesa,
En todo te nombro,
Todas las palabras llevan tu nombre,
Tu nombre dulce que no pronuncio
Cuando a solas me quedo,
Con mi tristeza y mi cariño,
Con mi esperanza y mi miedo.
Si mis dudas tuvieran alas
Aprenderían rápidamente a volar,
Si mis certezas fueran ciertas
Yo correría a ese encuentro
Que aún no pactamos.
Si digo mientras tanto me dueles,
Poquito y suavemente,
Si digo encanto me haces bien,
Si digo dulzura me estremezco
Al recordar tu boca diciendo.
Si digo futuro me abro paso
Por un camino desolador y áspero,
Si digo presente nombro todo lo que amo.
Si digo fuerza nombro mis brazos,
Que alternan entre sostener a este cuerpo
Y acariciar lo eterno de mis dominios.
Se rompió el infinito
Y ahora sí, camino en soledad
Por un recorrido nuevo,
Sin mapas, sin brújulas,
Haciendo de cada paso
Un minuto único en la eternidad.
Ahora no, lo sabes,
Sigo rota aunque feliz.




16/11/14.

sábado, 8 de noviembre de 2014

La memoria es para siempre


Hay cosas que son para siempre,
Que son eternas mientras dure la vida,
Que son como el polvo enamorado
Que soñó Quevedo alguna vez.
Constantes y fijas
Que cruzan latitudes y longitudes,
Que no las desgarran ni el tiempo,
Ni la desidia, ni la nostalgia,
Ni los anchos océanos.
Que no las tocan siquiera
La pereza de la rutina,
Las andadas del peregrino,
Los mareos de la duda.
Cosas que no se excusan
Para permanecer siempre allí,
Como si un dios caprichoso
Quisiera hacerlas durar porque sí.
Cosas efímeras pero inauditamente
Perdurables a través de la vida,
Con sus vaivenes y sus jolgorios,
Con sus bocas nuevas,
Con sus manos templadas,
Con su aroma a magnolias,
Con sus films en blanco y negro.
Persistentes como la memoria selectiva,
Adheridas al anclaje universal de la vida,
Sosteniéndose siempre
Al filo de la cordura, de lo ético, de lo lógico,
Sembrando el pánico, la tertulia,
La música vivaz,
El sueño del que no descansa.
Esa elevación tenue en la voz,
Esa mirada que busca por donde mire,
Esas manos que arden,
Esa cabeza que reposa en la almohada
Y aun así no descansa.
Esa boca malgastada,
Ese silencio áspero
Abriendo la mala entraña de la tierra,
Ese horizonte abismal
Que genera terremotos y cataclismos,
Esa marcha fúnebre
Que toca siempre a las tres de la tarde.
La esperanza que no arrulla,
El deseo melindroso que aguarda,
La palabra saliente que se sentencia
A morir en la garganta que la emite,
La condena del preso de cara a la pared,
Contando días siniestros
Para una libertad que ya desconoce.
Un patio cualquiera,
Jugando a la Rayuela,
Inventando excusas
Para morirse menos,
Para llorar para adentro,
Para olvidar cómo se llora.
Un anciano tocando la trompeta,
Una musiquita que descansa en los tímpanos,
Una búsqueda sin fin,
De algo que se sabe vivo pero se ignora,
Un algo que hay que inventar.
Un algo que supera la frontera de la razón,
Cosas que no mueren,
Cosas que matan.
Porque nunca se podrá ser feliz, ser completo,
Porque se sabe, y se sabe a conciencia,
Que lo más importante ya no lo tendrás.
Ni cerca, ni a penas, ni por casualidad.
Aprender a vivir sin lo eterno,
Condenado a vagar, errante,
Por este mundo sin más refugio
Que el que otorga la memoria.
Quisiera poder decir que lo infinito
Es aquí.
Pero aquí sólo estoy yo.



08/11/14.