viernes, 29 de enero de 2010

Otro estúpido poema




A veces no sé descifrar las
Raras premoniciones,
Raudas confesiones de mi
Inconsciente lúgubre.
Espero tan sólo, el momento debido,
Sol, luna, estrellas alineados
Garantizarán lo que deba ser, y
Apenas suceda, allí estaré.

Qué será acaso de mí si la
Última bala se quedó atascada
en el tambor oxidado?

Temo a la duda,
Espero aún por las certezas.

Es el aire, el estío acaso?
Si estas fechas no vulneran,
Pero sí incitan a abrazar
Esperanza y desolación por igual.
Risa y llanto amalgamados,
Otra vez el canto dedicado.

jueves, 28 de enero de 2010

Un día como hoy...


Anoche por algún motivo me fue imposible dormirme hasta las 5 am. Para distraer al insomnio me puse a ver una película, "El día que Nietzsche lloró", muy buena por cierto. Creo que el film en particular fue mi musa para escribir.
Hace tiempo atrás hoy debería ser una fecha importante, de hecho mi celular (inmune a los cambios que sufrió mi vida) a las 12 am me avisó. Hoy cumpliría tres años con mi ex. Particularmente no me puso triste ni nostálgica dicho recordatorio, pero debo decir que me hizo sentir una sensación de extrañeza... De hecho, en la película que acabo de ver se habla de la libertad y de elegir la vida que uno quiere vivir. Y tal como lo describe, y como ya lo descubrí alguna vez, la libertad es toda una elección para nada sencilla. Y patear todo un día cualquiera y recomenzar con la hoja en blanco también es duro, pero mi vida siempre fue así, a veces a la fuerza y otras por decisión personal. Patear el tablero como quien diría... 
Pero supongo que la libertad total no existe... Sólo la individualidad. Algo que siempre respeté tanto en mí como en los otros. Hasta que un día, no sé cómo, o mejor dicho sí sé cómo, la perdí, la dejé ir. Y eso fue matarme de a poco. 
Hoy puedo decir que estoy pasando uno de los mejores momentos de mi vida, por así decirlo, tengo proyectos, metas y ante todo esperanza, lo cual no es poco. Estoy en paz con lo que me rodea, y a la fuerza aprendí a tener paciencia, cosa muy rara en mí. 
Los últimos años no fueron buenos, pero no porque se me cantó y listo. Motivos hubieron, basta con leer las entradas viejas de este blog, mi cabeza y mi cuerpo me jugaron una muy mala pasada... Costó recuperarme, pero finalmente salí a flote. Hubo mucha gente que me ayudó a dicho fin, algunas que ni siquiera se les cruzaría por la cabeza el bien que me hicieron cuando no podía más, cuando estaba en el fondo del pozo... Por suerte a mediados del año pasado salí y recomencé.
Pero el verdadero valor lo tuve al enfrentarme a mis temores más grandes y cambiar sencillamente lo que ya no quería... Fue duro debo reconocerlo (y en esto sí nadie ayudó mucho), pero lo hice. Fue mi cuenta personal saldada con la vida. Demostrarme a mí misma que puedo y que puedo aún más. Hay días, sin embargo, en los que caigo un poco, y lloro y me siento sola, y no sé a quién llamar en esas noches en vela en las que quisieras desaparecer por un ratito aunque sea, pero luego sale el sol y todo está en calma. Regresa a mí la fe en un día mejor, un día en el que, con esfuerzo y valor, me encuentre donde quiero estar. 

Estoy bien y eso es lo que cuenta, no sé cuánto va a durar, no sé cómo sigue todo, no sé qué sucederá cuando la ciudad despierte, pero tampoco importa. Confío en que, pese a las dificultades, siempre habrá una esperanza por más chiquita que ésta fuera. Y también confío en que habrán muchos hombros dispuestos a dejarme apoyar la cabeza cuando necesite llorar: mis amigos y mis viejos. Tal vez, también, algún desconocido que esté en ése lugar preciso al momento del llanto. 
Se hizo largo, pero sólo quería desahogarme. Y estoy sola, sí, por más que muchos digan lo contrario, pero sé que algún día (no sé cuándo ni cómo) dejaré de estarlo. Y juro que viviré para ese día.







miércoles, 27 de enero de 2010

En las páginas de un libro lloraré...







 En las páginas de un libro lloraré,
En los sueños triviales moriré,
Necesito un motivo para avanzar,
Ese no sé qué que me quite el peso de la rutina.
En las páginas tristes de un libro vibraré,
En su esencia sagrada viviré,
Será como renacer,
Será echar por tierra lo logrado
En una mezquina lágrima azul.
Que no queda ya más tiempo
Para hacer del recuerdo un comienzo,
Invocar a la madre tierra
A que de sus entrañas vomite
Un receso a tanta parsimonia.
Y en las páginas de un libro te buscaré,
En versos de indómita pasión te nombraré
Y cuando a la aurora caiga vencida,
Derrotada por la proeza incumplida
En esas mismas páginas te añoraré.

 En cada furtivo claro de mi camino
Me pensaré silvestre para que tus letras
Me tomen así de repente.
Y una brújula magna buscaré
Para acontecer en tus memorias profundas.
Y será para mí despertar del letargo
En un suspiro endemoniado,
Y cuando al buscarte me encuentre en un sin razón,
En tapas duras me estrellaré
Sin saber qué es esto
Que me aprisiona en barrotes de cristal.
Pero no teman la partida que estas manos,
Volátiles demás, a la urgencia apremiada,
Ya no correrán.
Y haré de mis poemas tristes un templo
En donde en susurros melancólicos
Te hable de mis dioses y de mis ritos.

 En las páginas de un libro te adoraré,
En esas páginas confundidas
Me arrodillaré a espiarte mientras duermes
Con un sueño atravesado en tus retinas cansadas.
Y la apoplejía mental que me embarga
Para seguirte a través de infinitas hojas de papel
Me hará caer obnubilada
Al centímetro exacto en donde
Un sueño me devora pecador.
Y ahora sí,
Que caigan mis palabras dilatadas
Por el peso que las empecina
Que de la cordura
Si queda algo,
Que se la lleven los fieles a cuestas
Para verla morir en la calvario
De todas las cosas que no sé decir.
Y ahora sí,
Que me consuma el infierno
Con sus garras ígneas y congruentes
Que si me pierdo
Un mundo se perderá conmigo,
Ese mismo mundo que construí
Pero que de valor carece
Al ver las tontas sobras
Que quedaron para mí.
Y ahora sí,
Que se desvíe el ecosistema
Con toda su fauna y flora,
Que a este juego yo ya jugué
Y que mala perdedora salí sin fe.







Escrita algún día del 2007...








sábado, 23 de enero de 2010

Burocracia del corazón.

Hace años leí este poema por primera vez, pese a su simpleza, recién hace poco pude comprenderlo. A veces es necesario, por esto de las burocracias del corazón, elegir la palabra ajena, el poema ya escrito, para decir lo que a uno se le atora en la garganta. He aquí un hermoso poema del gran Benedetti.




NO TE SALVES

No te quedes inmóvil
al borde del camino
no congeles el júbilo
no quieras con desgana
no te salves ahora
ni nunca
no te salves
no te llenes de calma
no reserves del mundo
sólo un rincón tranquilo
no dejes caer los párpados
pesados como juicios
no te quedes sin labios
no te duermas sin sueño
no te pienses sin sangre
no te juzgues sin tiempo

pero si
pese a todo
no puedes evitarlo
y congelas el júbilo
y quieres con desgana
y te salvas ahora
y te llenas de calma
y reservas del mundo
sólo un rincón tranquilo
y dejas caer los párpados
pesados como juicios
y te secas sin labios
y te duermes sin sueño
y te piensas sin sangre
y te juzgas sin tiempo
y te quedas inmóvil
al borde del camino
y te salvas
entonces
no te quedes conmigo.



Mario Benedetti.

martes, 19 de enero de 2010

Suavecito


Suavecito
Apenas perceptible,
Despacito,
Poco a poco.
Suavecito
Pese a todo,
De a poquito
Con cada susurro.
Suavecito
Pero no débil,
Pero no profundo.
Leve,
Tiernamente amortiguado.
Suavecito
Hasta donde llegue.
No se pierde,
Qué bien se siente.

Suavecito
Como una brisa,
Apenas audible,
Dulce melodía.
Suavecito…
Suavecito…
Que no lastime,
Que no fulmine.
Despacito
Pero sin miedos,
Se va abriendo
De par en par
El sitio donde se aloja
La miel más fresca
El sopor de la mañana,
El recuerdo inaudito de las arterias,
El amor que depura.

Suavecito
Que el corazón
No se apura.










viernes, 15 de enero de 2010

Hablemos claro.







 Yo juego con las palabras,
las pongo y las saco.
a mí manera les rindo culto.
Son mi expresión,
mi manera de entender el mundo.
 Las poseo, las multiplico,
las invento, las sueño.
Dejo que entren en mí,
que hagan eco en todo mi ser.
Las festejo, las gasto un poco,
las hago de mi propiedad,
las acaricio tiernamente.
 Ah! Pero hoy ellas me duelen,
no saben decir lo que mando a callar,
se contienen tiesas en mi garganta
exploran todo mi cuerpo por dentro.
Dejarlas salir, esta vez,
sería mi peor error.
 Sin ellas no soy nada,
no puedo comprender
lo que pasa a mi alrededor.
Qué importa que las miradas,
las manos o el cuerpo
también hablen,
qué importan los hechos y gestos,
si sólo razono con ellas.
 Hoy me lastiman y me pesan,
me arden en las extremidades,
nadie pronuncia las adecuadas.
Nadie osa decir lo que quiero oir.
Ni de mentirita ni en juego
ni en broma casual.
Ellas no están y eso es todo.
 Mas sé que, aunque no las diga
ni las escuche,
ellas, las palabras,
siguen siendo de mi entera confianza.
Me valen más que todo.
Asique verás,
que de todas elijo tan sólo una
para que quede siempre conmigo,
ésa que sí me atrevo a pronunciar,
a gritar si es necesario -aunque no la sienta-.
Me quedo con el NO.
NO, una de las pocas palabras
que libera y no perturba la calma,
y si lastima lo hace sólo conmigo.
 Debo ser yo, y sólo yo,
quien la pronuncie.
NO! no en el techo,
no en el suelo,
no en los árboles,
en las estrellas y en la luna.
No en todos los idiomas,
no en las escalera y en las paredes.
 No, por ti y por mí,
no, por la historia,
no, porque tampoco quieres tú,
no, porque me obligas
a afirmar cada tonta pregunta
con un triste y no sentido NO.
 No estoy confundida,
no estoy triste,
no estoy feliz,
no creo en la ilusión,
no creo en nada más allá de hoy,
no tengo razón
si te pienso un sí.
No, te declaro,
no por todos lados
y me salvaré.
 Se me fue todo el valor
y se me arraigó la prudencia,
jamás podría esbozar un SÍ
porque tengo la certeza
de que éste me fulminará en plena calle.
El SÍ le quedaría lindo a tus labios,
mas a mí me condena.
 ¿Jugamos a las palabras?
Juego a perder
y tú a ganar.



15/01/10.

domingo, 10 de enero de 2010

08/01/10





Una foto nada más
y la historia me pesó.
Se fueron al demonio
los años y almanaques,
sólo quedó un espacio vacío
de lo que no pudo ser,
de lo que nunca entendí.
Dicen que la mente
a veces juega malas pasadas,
pero contigo perdí el credo
en cuanto a todo lo que me rodea.
Debo confesarlo ahora:
fuiste terriblemente importante.
Importante como pocas
personas lo son,
de una manera abnegada,
sumisa y rebelde a la vez.
Opuse resistencia al principio,
pero como siempre ocurre
el corazón le gana la batalla
a mi torpe cerebro
-la historia de mi vida-.

Desdeñaste todo cuanto pudiste,
quise herirte de muerte
y apenas sí te rocé.
Quise amputarte brazos y piernas,
y no hice más que decirte
feroces palabras que ya no nombro.
Cómo se puede caer tan fácil?
Una fotografía basta?
El mundo se limpia y  ya?

 Hoy mi corazón es una fortaleza,
impía, solitaria, inaccesible;
no volverás a entrar,
tenlo por seguro.
Pero en mi cabeza resuena aún
esa imagen que un monitor me devolvió.
 Estoy cansada, verás.
Hace tiempo que dejé para otros
esas batallas cuerpo a cuerpo.
No me interesa dirimir
insustanciales sentimientos
con ninguno de tu especie.
Mas fue distinto esta vez,
el rencor desapareció,
sólo hay paz y ese absurdo ¿deseo?
de querer volver a verte.
 Tenerte enfrente,
y tal vez diría algún perdón,
que me expliques algo
del desquicio que armamos.
Tocar tu frente,
escuchar tus latidos:
saberte vivo, en fin.

 Yo aquí ando por otra latitud,
creyendo que el amor
no es más que un invento moderno
del tonto de Shakespeare,
mordiéndome las uñas
para no salir corriendo
y abrigarme en un callejón sin luz
y tomarme a solas
la última copa dedicada a Eros.
 Pero tú eres diferente,
contigo no puedo perder.
Eres como una ensoñación,
como una voz lejana
-que aún recuerdo-
que atraviesa mis oídos
y me pierde en el dulce pasado.

 Quisiera también contarte cómo
cambió mi vida en este tiempo,
pero no tendría el más mínimo sentido,
nada importa en realidad.
Me quedo con la historia
que alecciona y no lastima.
Con aquel caos personal
en el cual me sentía viva.
 Mientras tanto,
serás mi amuleto de la suerte,
el nombre que evocaré
cuando otro se adelante,
los labios que besaré
cuando otras bocas me besen.
Tú y sólo tú
me cuidarás de caer,
tu recuerdo inundará todo saber.
Serás -sin saberlo-
el guardián que vele celosamente
por mi escondido corazón.
Serás mi escudo
para que nadie profane
aquello que juré defender.
 Ahora concluyo sin más,
sin enfrentar ya
obstáculos tristes de poesía.
Total que camas y recuerdos
muchos hay,
pero memoria tan sólo una!
Tuya siempre:
la que escribe.

jueves, 7 de enero de 2010

Poema viejo pero vigente aún.







 Botellas rotas que hablan
De la epopeya de grandes hazañas,
Un labial que colorea
Su propia decrepitud,
Hojas de un cuaderno ajado
Por la tristeza,
Un número de teléfono anotado de pasada,
Anónimo y olvidado.
Una canción que hace llorar
Y un poema que hace enojar.
 Un encuentro furtivo
De bajas horas, hecho a desgano,
Por el sólo hecho de perder.
La lluvia cómplice
Que lloró por uno,
La tempestad de una mañana gris
Que augura un nuevo día
De minutos todos iguales.
 Noches en las que se quisiera
Nunca haber nacido,
Un abrazo frío
O el abandono al regocijo.
Mil palabras que nunca fueron dichas
Por el temor de perderlas
Para siempre.
Horas lentas de desidia,
De desear lo que no se tiene ni se tuvo,
Lo que fue sin haber existido,
De callar por no gritar,
De esperar una mano querida,
Una mirada que vaya más allá,
Un alguien, ese alguien,
Que te borre del cuerpo
La tristeza con caricias,
Que te quite de los labios
Las maldiciones con besos,
Que te saque el peso ancestral de la vida
Para mostrarte el don de vivir.





martes, 5 de enero de 2010

Sin título y algo vieja...



Ella y él.



Él le dona un riñón


Ella escupe su hígado por él.


Él la toma de la mano


Pero la suelta al llegar el tren,


Ella nunca se olvida,


Sacó la memoria de papá.


Él necesita el universo


Para sentirse eterno


A ella dos palabras de él


Le bastan para ser infinita.


 Él nunca vio la nieve,


Ella huye del sol


Y así sin ton ni son


Dos almas muertas


Se vinieron a encontrar.


Él le tiende palabras hurtadas,


Ella hace flores con los dedos,


Él gime de placer,


Ella suspira de amor.


Él ríe cuando cae el sol


Ella muere cuando llega la noche.


 Ella es un alma oscura,


De aquellas que viven en un callejón,


Él es de lo que viven del lado de la luz.


Ella tiene las certezas


De morir de amor,


Él nunca supo lo que era eso,


Ella lo pena y luego lo abraza.


Él viene a inquirir el secreto de la primavera,


Ella no lo sabe, entonces lo inventa


Y así juega un juego maquiavélico


Con el único fin


De perpetuarse en aquel cuerpo


Que para siempre le será ajeno.


 Pero como justa es la vida,


Justas son las circunstancias


Que unen porque sí


A dos seres desconocidos.


Sabrás que la marea


No trae lo que no sirve,


Sólo observa el lado bueno


Y verás que donde no disfrutas


Más se aprende


Y donde más se llora


Más fuerte se hace.





 Vencida


Sin ganas de un día más


Con la esperanza gastada


De tanto esperar,


Con la mirada obnubilada


En el horizonte infinito:


Así, de pie ante la vida,


Te reclamo, fría y sórdida,


Una última valentía.


Vuelve al lugar que más amé la vida


Y dime cómo vivir


Ahora que me sé por siempre tuya


En el infinito más absoluto.


Tú, mi eterno retorno,


Yo, tu eterna condena.







domingo, 3 de enero de 2010

Delires hecho poema (el último del 2009)




Llega
Pero no alcanza,
Calienta
Pero no quema.
Se extiende
Pero no toca,
Juega
Pero no divierte.
 Tinieblas, esperanzas,
Bosquejos del ayer,
Búsqueda infinita.
Me acerco
Se aleja.
Se acerca,
Estoy muy lejos.
 Tic-Tac
¿Hay alguien ahí?
Nada brilla,
Pero tiene sentido.
No sé cuál,
Pero lo tiene.
Habla desde la profundidad,
Pero susurra.
Necesito que grite.
 No lastima,
Pero se siente.
Obra a su manera,
No letal.
Me siento,
Estoy tranquila.
Soy sólo un pasajero inmune
Que aguarda la estación.
¿Pero en cuál bajar?
 Destino ambivalente,
Pecador, sórdido, amable,
Tieso y burlón.
¿Por qué caminos embarca
La suma de mis días?
¿A dónde colmarán
Mis desgracias y dichas?
Travieso destino
¿Karma?
¿Viví esto antes?
 Me acerco vehemente
A la llama que brilla,
Su estupor ante mi ignorancia
Me arranca acordes de violín,
Tengo tripas dentro mío,
Rugen extasiadas
Ante el brillo matador.
Mas éste no quema, no hiere,
Sólo desplaza la oscuridad
A su manera.
 Estoy sola,
Y a la vez hay miles de gentes.
Me reafirmo en el ordinario
Transcurrir de los días.
Así, sin más, mi cuerpo
Callado y quieto,
Naufraga entre músicas
Recién conocidas por mí.
Pero reconforta,
Hace el cielo más estrellado.
 No tengo puerto
En el cual desembarcar,
Y tampoco estoy segura
De querer hacerlo
-Todo lastima-.
Por lo que navego
Mansamente por el gran océano.
Hacen eco en mí las gaviotas,
Transito sin mapas
Y me apabullo del oleaje.
 Este poema aquí termina
Este sueño ya no germina.
Me despido del último destello de luz
Y me aproximo
A la próxima estrella.

(31/12/09)
















sábado, 2 de enero de 2010

Mi año nuevo...

Digamos que no lo empecé bien, en realidad lo empecé pésimo...
Colectivo línea 60, tres menos cinco de la mañana... Lloro... No sé muy bien porqué. Bajo en Plaza Italia, espero y espero... Me tomo un taxi, casi chocamos en la autopista (se quedó dormido el taxista...). Llego a casa y sigo llorando hasta que me duermo... Buen comienzo de año... (es una ironía, ni hablar). Lo más triste de todo es que tenía planes... Se suponía que iba a empezar el año con bombos y platillos, pero algo pasó en el medio. No sé muy bien qué. Estoy pasando por muchos cambios, duelos y demás cosillas de la vida. Tal vez sea eso...


Siento una soledad abrumante, no todos los días, pero cuando me sube a la cabeza no hay nada que valga, sólo quiero llorar. El resto de los días estoy bien, tranquila, en paz. Y en cierta medida, esperanzada, porqué no...
Para que sepan mejor: corté una relación de tres años, estoy por irme a vivir sola, por cambiar de trabajo y de curso en la facultad. Tenía proyectos para este verano, tuve que dejarlos ir. Quería un buen comienzo de año, no lo pude sostener. No quiero volver atrás, que no haya confusión con respecto a eso. Sólo quiero... Bueno no sé qué quiero, soy contradictoria, muy ambiciosa cuando de mi vida personal se trata, tengo mucho en mente, nada entre manos. Son sólo sueños. Prefiero callarlos, no es este el medio -ni existe tal- para que siquiera los mencione.


En mis momentos racionales escucho la voz de mi conciencia que me dice: corré! salí! gritá si es necesario!
En mis momentos de debilidad mi voz interior - ¿corazón?- me dice: no te niegues!
Lo que sea de ambas voces no me sirve mucho... Sé que quiero en realidad, pero no lo puedo decir. 


Perdón si no se entiende nada, sólo necesitaba desahogarme.